En definitiva el fenómeno del bullying es algo común en nuestras escuelas y que no diferencia de etnias , zonas urbanas o rurales, escuelas privadas o públicas, chicos y chicas, etc. Es responsabilidad de toda la comunidad educativa abordar este problema en su justo termino y sin minimizarlo un apéndice. Además corresponde a las Administraciones Publicas dotar de recursos económicos, formativos y personales a los centros educativos para que no se sientan desprotegidos y desorientados en su trabajo.
Y esto es así de importante porque la situación del maltrato destruye lenta, pero profundamente, la autoestima y la confianza en sí mismo del escolar agredido, que puede llegar a estados depresivos o de permanente ansiedad y que, como poco, le harán más difícil su adaptación social y su rendimiento académico y, como mucho, lograrán que llegue a situaciones verdaderamente extremas como al suicidio.
Se trata de una cuestión por los que el alumnado se tiene que sentir a salvo en el colegio, lejos de la la humillación intencionada repetida que implica el bullying.
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